Internet está constituido por ordenadores conectados entre sí a través de redes o sistemas de comunicación que interconectan distintos tipos de dispositivos, con la finalidad de compartir información y ofrecer distintos servicios, tales como el correo electrónico.
Su historia comienza a finales de los años 60 en Estados Unidos en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados (ARPA) y en el Departamento de Defensa estadounidense, que definieron el protocolo TPC/IP, que veremos más adelante, con la finalidad de conectar ordenadores para facilitar trabajos sobre investigación. La infraestructura de Internet comenzó a expandirse por todo el mundo, y llegó a España alrededor de 1984 a través del área académica.
Para acceder a Internet son imprescindibles los siguientes elementos: terminal, medio de acceso, dispositivo de comunicación y un proveedor de acceso. Además, los tipos de conexión a Internet más habituales son: RTC, RDSI y ADSL.
Internet está ligado a los siguientes conceptos:
Protocolo TPC/IP: Es un protocolo que posibilita la comunicación entre dos ordenadores, enviando y recibiendo información en forma de paquetes. Al realizar esta transmisión, la información pasa por varios ordenadores, servidores y otros elementos, como routers, hasta llegar al ordenador de destino.
Relacionado con el protocolo TPC/IP está el direccionamiento IP, utilizado para identificar a cada ordenador. Una dirección IP consta de cuatro números separados por puntos.
Software: Los softwares necesarios para acceder a Internet son:
- Navegadores: Permite el acceso a páginas web.
- Clientes de correo electrónico: Permite la gestión del correo electrónico.
- Programas servidor y cliente: Permite la transferencia de ficheros vía FTP. Por ejemplo: Windows Commander.
Cuando nos conectamos a Internet, debemos tener consciencia de los posibles riesgos a los que nos enfrentamos, ya que es una ventana abierta a través de la cual se pueden realizar timos, robos de identidad, infección por virus etc. Por ello, antes de concluir este tema y para evitar, en la medida de lo posible, este tipo de riesgos, proponemos una serie de recomendaciones:
- Cerrar las sesiones de acceso.
- Utilizar contraseñas.
- Usar navegadores diferentes.
- Descargar archivos de páginas web en las que se tenga confianza.
- Prestar especial atención a aquellos correos que provengan de remitentes desconocidos.
- Mantener actualizado el antivirus.
- Precaución al realizar compras en Internet.
- No revelar información importante.
Enlaces de interés:
Sobre la historia de internet
Sobre seguridad en internet: OSI


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